orona de los 7 dolores de la Virgen
(El camino para penetrar en los sufrimientos del Hijo es penetrar en los sufrimientos de la Madre)

PARA FORMAR EL TRÍPTICO:
A) RECORTE
LA HOJA POR EL INTERIOR DE LA LÍNEA DE PUNTOS;
B) DOBLE LA HOJA DOS
VECES USANDO LAS LÍNEAS VERTICALES IMPRESAS COMO GUÍA (LA PORTADA DEBE QUEDAR
DELANTE UNA VEZ PLEGADO EL TRÍPTICO).

1º DOLOR
La profecía de Simeón en la presentación del iño Jesús.
Virgen María: por el dolor que sentiste cuando Simeón te anunció que una espada
de dolor atravesaría tu alma, por los sufrimientos de Jesús, y ya en cierto modo
te manifestó que tu participación en nuestra redención como corredentora sería a
base de dolor; te acompañamos en este dolor...
Y, por los méritos del mismo,
haz que seamos dignos hijos tuyos y sepamos imitar tus virtudes.
Dios te salve, Maria…

2º DOLOR
La huida a Egipto con Jesús y José.
Virgen María: por el dolor que
sentiste cuando tuviste que huir precipitadamente tan lejos, pasando grandes
penalidades, sobre todo al ser tu Hijo tan pequeño; al poco de nacer, ya era
perseguido de muerte el que precisamente había venido a traernos vida eterna; te
acompañamos en este dolor...
Y, por los méritos del mismo, haz que sepamos
huir siempre de las tentaciones del demonio.
Dios te salve, Maria…

3º DOLOR
La pérdida de Jesús.
Virgen María: por las
lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al perder a tu Hijo; tres días
buscándolo angustiada; pensarías qué le habría podido ocurrir en una edad en que
todavía dependía de tu cuidado y de
San José; te acompañamos en este dolor...
Y, por los méritos del mismo, haz que los jóvenes no se pierdan por malos
caminos.
Dios te salve, Maria…

4º DOLOR
El encuentro de Jesús con la cruz
a cuestas camino del calvario.
Virgen María: por las lágrimas que
derramaste y el dolor que sentiste al ver a tu Hijo cargado con la cruz, como
cargado con nuestras culpas, llevando el instrumento de su propio suplicio de
muerte; Él, que era creador de la vida, aceptó por nosotros sufrir este
desprecio tan grande de ser condenado a muerte y precisamente muerte de cruz,
después de haber sido azotado como si fuera un malhechor y, siendo verdadero Rey
de reyes, coronado de espinas; ni la mejor corona del mundo hubiera sido
suficiente para honrarle y ceñírsela en su frente; en cambio, le dieron lo peor
del mundo clavándole las espinas en la frente y, aunque le ocasionarían un gran
dolor físico, aún mayor sería el dolor espiritual por ser una burla y una
humillación tan grande; sufrió y se humilló hasta lo indecible, para levantarnos
a nosotros del pecado; te acompañamos en este dolor...
Y, por los méritos del
mismo, haz que seamos dignos vasallos de tan gran Rey y sepamos ser humildes
como Él lo fue.
Dios te salve, Maria…

5º DOLOR
La crucifixión y la agonía de Jesús.
Virgen María: por las
lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la crueldad de clavar los
clavos en las manos y pies de tu amadísimo Hijo, y luego al verle agonizando en
la cruz; para darnos vida a nosotros, llevó su pasión hasta la muerte, y éste
era el momento cumbre de su pasión; Tú misma también te sentirías morir de dolor
en aquel momento; te acompañamos en este dolor.
Y, por los méritos del mismo,
no permitas que jamás muramos por el pecado y haz que podamos recibir los frutos
de la redención.
Dios te salve, Maria…

6º DOLOR
La lanzada y el recibir en brazos a Jesús ya muerto.
Virgen María:
por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la lanzada que
dieron en el corazón de tu Hijo; sentirías como si la hubieran dado en tu propio
corazón; el Corazón Divino, símbolo del gran amor que Jesús tuvo ya no solamente
a Ti como Madre, sino también a nosotros por quienes dio la vida; y Tú, que
habías tenido en tus brazos a tu Hijo sonriente y lleno de bondad, ahora te lo
devolvían muerto, víctima de la maldad de algunos hombres y también víctima de
nuestros pecados; te acompañamos en este dolor...
Y, por los méritos del
mismo, haz que sepamos amar a Jesús como El nos amó.
Dios te salve, Maria…

7º DOLOR
El entierro de Jesús y la soledad de María.
Virgen María: por las
lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al enterrar a tu Hijo; El, que
era creador, dueño y señor de todo el universo, era enterrado en tierra; llevó
su humillación hasta el último momento; y aunque Tú supieras que al tercer día
resucitaría, el trance de la muerte era real; te quitaron a Jesús por la muerte
más injusta que se haya podido dar en todo el mundo en todos los siglos; siendo
la suprema inocencia y la bondad infinita, fue torturado y muerto con la muerte
más ignominiosa; tan caro pagó nuestro rescate por nuestros pecados; y Tú, Madre
nuestra adoptiva y corredentora, le acompañaste en todos sus sufrimientos: y
ahora te quedaste sola, llena de aflicción; te acompañamos en este dolor...
Y, por los méritos del mismo, concédenos a cada uno de nosotros la gracia
particular que te pedimos…
Dios te
salve, Maria…
Gloria al Padre...

Carolina Ríos

Devocionario Católico