Letanías de la Humildad



Oh Jesús, manso y humilde de corazón, escuchadme.

Del deseo de ser apreciado, libradme Jesús.
Del deseo de ser estimado,
Del deseo de ser agasajado,
Del deseo de ser alabado,
Del deseo de ser ensalzado,
Del deseo de ser preferido a los demás,
Del deseo de ser consultado,
Del deseo de ser aplaudido,

Del temor de ser humillado, libradme Jesús.
Del temor de ser despreciado,
Del temor de recibir negativas,
Del temor de ser calumniado,
Del temor de ser olvidado,
Del temor de hacer el ridículo,
Del temor de ser injuriado,
Del temor de que sospechen de mi,

De la tentación de mando, libradme Jesús.
De la tentación de poder,
De la tentación de figurar,
De la tentación de llamar la atención,
De la tentación de ocupar los primeros puestos,
De la tentación de adquirir posiciones y títulos,
De la tentación de no someterme a los legítimos pastores,
De la tentación de creerme autosuficiente,
De la tentación de competencia, rivalidad y celos,
De la tentación de crítica,
De la tentación de rencor y venganza,
De la tentación de ser intolerante,
De la tentación de apropiarme de la Gloria de Dios,

Que los demás sean más apreciados que yo: dadme Jesús la gracia de desearlo.
Que los demás puedan crecer y yo pueda disminuir:
Que los demás puedan ser alabados y yo pase inadvertido:
Que los demás puedan ser empleados y yo puesto aparte:
Que los demás puedan ser preferidos a mí en todo:
Que los demás puedan ser más santos que yo, siempre que yo sea lo más santo posible:


Oh María, Madre de los humildes, ruega por nosotros.
San José, Protector de las almas humildes, ruega por nosotros.
San Miguel Arcángel, Que fuiste el primero en abatir el orgullo, ruega por nosotros.
Todos los justos santificados por la humildad, rogad por nosotros.


JESÚS MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN
TE ENTREGO MI CORAZÓN Y RECIBO EL TUYO.